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El miedo es algo con lo que se tiene que convivir a diario, es algo que emerge de un instinto primario de conservación, de supervivencia, si el miedo se confronta, nos hace crecer, si no confrontamos el miedo, nos anulamos como seres humanos, dando lugar a toda clase de situaciones que pueden perjudicarnos mucho en nuestra vida. A continuación te expongo 7 formas en las que el miedo te paraliza. Formas que además en su vasta mayoría, están siendo promovidas por el propio sistema.

1- MIEDO A DESTACAR

¿Quién no ha sufrido abusos, envidias o burlas de algún tipo por tener un talento especial que el resto no?

Yo sufrí bullying en mi adolescencia por mis gustos, mi sensibilidad, mis capacidades, al igual que otras tantas personas, que son machacadas por simplemente ser lo que son y hacer lo que les gusta, porque tienen talento para ello. Normalmente son criticados por gente mediocre, vaga, que no tiene personalidad propia, que se dejan arrastrar por lo establecido.

Este tipo de rechazos se pueden dar en el seno de la familia, y en la sociedad. Cuando no encajas dentro de los cánones normalizados de mediocridad. Cuando en la familia han habido prohibiciones de clan, órdenes de no superar a nadie, neurosis de desvalorización, represión del verdadero talento.

El miedo a destacar por el rechazo social, también es algo que ocurre en la escuela, por temor a que los compañeros nos dejen de lado, nos reprimimos de ser lo que somos. Nos sentimos mal si somos diferentes, si tenemos un talento especial que el resto no tiene, nos hacen creer que ser diferente es malo, porque lo que se promueve es justo lo contrario, se ha normalizado lo que el propio sistema te dice que es lo normal.

Se promueve un concepto de humildad de mierda, donde parece que esta mal visto que seamos plenamente conscientes de nuestro talento verdadero, parece que lo correcto es mantenernos en la mediocridad y destruír a quien tiene más talento que nosotros.

La verdadera humildad empieza en el momento en que somos plenamente conscientes de nuestro talento y con ello, también percibir el talento innato en los demás, y saber que siempre habrá alguien que pueda enseñarnos a mejorar nuestro propio talento.

Es común en la sociedad en la que vivimos, que se tienda a estigmatizar a las personas que son capaces de valorarse a sí mismas sin necesidad de la búsqueda de aplausos ajenos, la estigmatización del ego, como algo maligno, impulsado por corrientes pseudo espirituales como el New Age o doctrinas que enseñan que el ego es algo que tenemos que aniquilar, cuando en realidad hay que comprenderlo para equilibrarlo y sanarlo.

2- MIEDO A OFENDER

“Se tiende al desamor propio, debido a la instauración social de querer agradar a todo el mundo sin resultar ofensivo, esto deriva en un rechazo a nuestra propia naturaleza y a relacionarnos de forma hipócrita y tóxica”

El no destacar para no ofender, el minar nuestro vocabulario para no afectar, deriva en personalidades cada vez más castradas y castrantes, cada vez más susceptibles e infantilizadas, cada vez más victimistas y menos asertivas, en definitiva, sociedad infantilizada con una membrana psicológica intoxicada por el miedo al daño. Si a esto añadimos a las personas que tienen la autoestima por los suelos, porque se han convertido en víctimas de sus experiencias no procesadas, tendrán también, una excusa para atacarnos al menor indicio en el que sientan que estás por encima de ellos, lo cual derivará en toda clase de manipulaciones para rebajarte y hacerte creer que eres culpable de su malestar.

Así se forman toda clase de relaciones tóxicas, establecidas por la promiscuidad y el miedo a ser dañados por exponernos de forma transparente.

3- MIEDO A QUE NO TE VALOREN

Si hemos vivido siendo despreciados, nuestras creencias nos llevarán a despreciar a aquellas personas que se valoren, pues, lo asociaremos peyorativamente, mismamente si hemos sido adoctrinados bajo paradigmas que anulen cualquier intento de brillar.

Si hemos vivido siendo valorados, nuestras creencias nos llevarán a saber ver el potencial que cada cual atesora.

Mismamente, si se ha vivido en carencia de valoración, nos corresponde trabajar por nosotros mismos el valorarnos y el valorar el talento ajeno.

Pues todo deriva de eso, la falta de amor propio, nos lleva a ser esclavizad@s, a someternos, a ser sumis@s, a necesitar líderes, gurús, a sentirnos vulnerables a la mínima de cambio, y busca espectadores que nos hagan saber que existimos.

También es común formar parte de grupos, seguir cantantes y famosos, idolatrar, proyectándonos de forma narcisista en esa persona. Hay personas que por miedo a no ser valorado, lo que hacen, es apagar al resto, para que no brille nadie.

Ingeniería social de desvalorización

Vemos la desvalorización por todas partes, con mujeres y con hombres, creando sentimientos de culpabilidad, fragmentación y victimización en ambos sexos, una ingeniería social que se propaga por los medios de comunicación y las poblaciones, infectando a las masas necesitadas de sentirse partes de un colectivo, sentirse útiles, al final, inconscientemente, se convierten en herramientas de control y manipulación que sirven a los intereses de unos pocos para terminar sometiendo más a la humanidad, fraccionarla y defenestrarla.

Producto de esta ingeniería, se están dando habitualmente las relaciones de usar y tirar.

4- MIEDO A QUE TE ABANDONEN

Común en las relaciones de pareja tóxicas, codependientes y narcisistas. Esto viene de las carencias y excesos que se han tenido en la infancia. Se puede dar en personas que han vivido situaciones de divorcio por parte de sus padres, también en personas adoptadas, personas que han sufrido el rechazo de su padre o de su madre, también en personas muy consentidas, que siempre han sido el centro de atención, que han sido extremadamente mimadas, convirtiéndolas en bebés exigentes y demandantes de cuidados, sin empatía alguna por nadie y siempre culpabilizando a los demás por todo. La persona narcisista, producto de padres narcisistas que únicamente saben hablar de sí mismos, provocando en sus hijos que de adultos busquen exactamente lo mismo, que todo gire alrededor de ellos. Buscarán siempre una pareja espectadora, pero no interventora.

En personas que han sido anuladas a nivel afectivo por sus padres, que han tenido que tener un comportamiento de sumisión constante por sus familiares, exceso de responsabilidades, sentirá que tiene que anularse para que le acepten, por lo que, también buscarán siempre alguien a quien servir para sentirse útiles.

En todos estos casos, todas estas personas crean una dependencia terrible con las parejas y amistades, ya que sienten que sin espectadores, no existen. Algo bastante parecido a lo que le ocurre a mucha gente con las redes sociales, donde constantemente están compartiendo lo que hacen, sin ninguna intimidad.

5- MIEDO AL FRACASO

El miedo a arriesgar en la vida, nos lleva a conformarnos con lo que tenemos, aunque no tengamos nada más que una vida hipócrita, superficial, similar a la de nuestros padres, similar a la de nuestros amigos, similar a la de la mayoría de personas que viven en la sociedad. Porque se ajustan todos a lo de «más vale lo malo conocido», de esa forma, temiendo lo desconocido, se conforman con tener una vida rutinaria, incapacitándose a sí mism@s de avanzar. Para mí la única minusvalía existente, es la de la falta de voluntad para salir adelante. El temor al dolor, que normalmente, es peor en la mente que después con lo que tienes que vivir, genera bloqueos fuertes para emprender en la vida, para salir de la zona de confort. El miedo al fracaso se alimenta, como siempre, en la familia, la escuela, la sociedad, a través de las creencias, la desinformación, la falta de información y así, se van creando límites mentales, que impiden que la persona, termine accediendo a otros caminos que lo realicen en la vida. Viviendo una vida, que es una mentira, que no le genera satisfacción personal, por temor a fracasar, al final, no hay mayor fracaso, que no saltar para conocer algo nuevo.

6- MIEDO AL AMOR

Irónicamente, lo que más anhelamos, ese vacío existencial que suplimos a través del consumo, las drogas, el ocio, las relaciones superficiales, pero que nunca llegamos a encontrarnos, ni sentirnos bien, porque tenemos que empezar a amarnos nosotros primero. Igualmente, en los tiempos que corren, la gente no quiere implicarse en relaciones con implicación emocional profunda, por miedo al amor, por miedo al daño, por miedo a perder, no deja de ser gracioso el hecho de que, lo que no dan, lo pierden, ya que no se puede generar un intercambio de algo, si no generamos una inducción, así funciona.

Personas con una elevada preocupación por su aspecto exterior, cultivo de su narcisismo, reclamando atención, pero emocionalmente castrados, anclados en lo infantil. Demandantes de atención, pero incapaces de valorar a los demás, usando a cada cual a su antojo y siempre, con miedo a la implicación.

Muchas personas que viven en situaciones de infidelidad están sometidos a este tipo de patrones, sustendados en conflictos vividos en la familia y lo que la sociedad alimenta.

7- MIEDO A LA MUERTE

La muerte es algo desconocido, se le adjudica un nombre pero realmente. ¿Qué es la muerte?. La muerte para mí, es no vivir según mi naturaleza en la vida. Si no me realizo en lo que soy. ¿Estoy viviendo realmente?. Mucha gente vive como si fuera inmortal, dejando pasar el tiempo como si nada, sin darle a su vida una carga significativa, no quieren morir, pero tampoco viven, se van matando poco a poco, a través de su propia huida. Es por eso que muchas personas, tras tener accidentes fuertes, o experiencias cercanas a la muerte, cambian su vida y su forma de ver las cosas de forma radical, han tenido un impacto que ha transformado sus creencias. Igualmente, se pueden crear impactos fuertes sin necesidad de tener que pasar por experiencias arriesgadas. Es cuestión de voluntad y amor.

Los centros

Tenemos varios centros que nos conforman, el intelectual, emocional, físico material, sexual creativo.

Estos centros si fluctuan en armonía crearán un individuo equilibrado. Los centros si viven en carencia o exceso nos fabricarán egos. Anclajes emocionales, marcadas por experiencias pasadas que demanden atención, desde la sumisión o la imposición.

Cada persona tiene los suyos y son la configuración de personalidad que desarrollamos desde nuestras creencias establecidas por la familia, la sociedad y las experiencias que tenemos.

Para encontrarnos con quienes somos realmente, tenemos que reconocer todos los egos, todas las creencias inconscientes que arrastramos de familia y sociedad, hábitos que nos dominan, ver que carencias y excesos hay en nuestro día a día y transformarlo todo paso a paso, hasta dar con lo que hay debajo, que es nuestra versión centrada y enfocada a nuestra verdadera naturaleza.

Para mí, cuando un centro esta equilibrado, es un centro, cuando un centro se desequilibra por abusos y carencias, es poseído por los egos.

Una persona equilibrada será más reisilente y tendrá más determinación para desarrollar relaciones sanas, realizando acciones similares a los 5 pasos que comenté en este post.

La fuerza del amor propio

El amor propio es la mayor fuerza, nos permite reconocernos a nosotros como seres con un inmenso potencial, premiarnos por nuestros logros, ver nuestra belleza, nuestro talento y exponerlo al mundo. Nos hace empoderarnos y tener voz propia, sin designarnos ni definirnos con grupos y colectivos, porque por encima de todo, somos nosotros mismos y nos regimos por lo correcto desde lo natural.

Sin amor propio, seremos carne de cañón para las personalidades tóxicas, hay que hacer un trabajo de cambio de creencias desde nuestra infancia, ver qué factores estamos alimentando en el presente que se han construído desde condicionantes familiares y sociales.

El amor propio nos da valores, nos posiciona nuestros centros y nos da una membrana psicológica fuerte.

Las personas que no tienen amor propio también son más proclives a convertirse en maltratadores, abusadores psicológicos, vampiros energéticos, en este post te detallo los rasgos más característicos de este tipo de personalidades.

Es vital desarrollar este pilar, con amor propio, tienes seguridad, tienes capacidad de confrontar las dificultades, de arriesgar, de establecer relaciones más sólidas con las amistades, y también de interactuar con desconocidos, es el motor que te vuelve imparable cuando te focalizas en un objetivo.

Son aspectos que he visto muchas veces en las auditorías con mis consulantes, personas como tú, como yo, con un potencial increíble para hacer grandes cosas, pero que lamentablemente, están viéndose lastrados por la falta de amor propio, y es justamente, lo que estímulo, que conectes con tu verdadera valía.

Aquí verás la transformación que experimentan algunos de mis consultantes.

Con amor propio seremos capaces de cambiarnos a nosotros mismos siempre que lo necesitemos, despojarnos de lo que no sea útil, cortar relaciones y empezar otras, cambiar de camino cuantas veces sea necesario, por qué siempre tendremos lo más importante con nosotros. Nosotros mismos. Eleva tu propia voz, sin temor a represalias, cambiate a ti, cambia el mundo.

 

 

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